Si hay alguna cosa inevitable en esta vida, es la muerte. Nadie se escapa de ella. Y sabemos de memoria que después de nuestra muerte habrá un juicio... y después, al final, Cielo o Infierno.
En el último ni queremos pensar y es lógico porque nos da miedo.
Desearíamos que no existiera pero lo absurdo es que tampoco pensamos en el Cielo, como si no existiera. ¡Y es una de las posibilidades, la mejor de las posibilidades!
¿Que es el Cielo?,¿que podemos saber de él?, ¿como se goza en el Cielo?,¿ se puede ver a Dios?, ¿vamos a gozar todos por igual? ¿nos reconoceremos en la gloria?. Qué bueno que nuestra Madre y Maestra, la Iglesia Católica, sabe mucho de estos asuntos.
Basándose en la palabra de Dios, los grandes pensadores y teólogos católicos, nos ilustran y nos motivan a pensar en el Cielo como lo que realmente es: nuestro último fin, aquello para lo que fuimos creados y que por desgracia el pecado puede echar a perder.