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El pecado capital de la Pereza, no se refiere directamente al descuido de los trabajos cotidianos, sino principalmente a la desidia para poner los medios necesarios para nuestra Salvación Eterna. Eso sí que es grave, y por desgracia es lo que sucede en muchos cristianos: por pereza espiritual y mental, no vuelven a estudiar nuestra Santa Religión a partir de la Primera Comunión, como si a los 8 ó 10 años ya supiéramos todo lo concerniente a la Fé Católica.
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