La Sagrada Eucaristía es a no dudarlo, el máximo de Dios a los hombres. Es tanto lo que nos ama, que no le bastó hacerse uno de nosotros al encarnarse en el vientre purísimo de María Virgen, no le bastó morir cruelmente atormentado y clavado en la Cruz por nuestros pecados ni le bastó resucitar de entre los muertos para abrirnos las puertas de la Gloria.
Con el Sumo Poder que tiene, decidió quedarse entre nosotros hasta el fin del mundo escondido en una frágil Hostia de pan de trigo ¡Es el colmo!.
¡Dios Todo Poderoso se nos dá en alimento! La creatura pecadora, ¡se come a Dios!. Ni Dios podría haber hecho más por nosotros.
Por eso debemos acercarnos a la Sagrada Comunión con toda la Conciencia posible de lo que estamos haciendo, preparando nuestra Alma con las oraciones adecuadas y una vez hecha la Comunión, saber decirle a Jesús aunque sea imperfectamente, lo que sentimos en esos momentos.
Que este Folleto EVC nos ayuda a comulgar cada vez mejor y más frecuentemente.